La contaminación
La contaminación es un fenómeno social que se presenta como consecuencia
de las actividades humanas.
La explotación, transporte,
transformación y aprovechamiento de los recursos, implican el uso de maquinaria
que, a su vez, requiere de fuentes de energía que provienen generalmente de la
quema de combustibles; por ejemplo: gasolina, carbón o gas natural. Estas
combustiones producen gases ajenos a la naturaleza, los cuales alteran sus
características y la dañan.
En otras palabras, se considera que un contaminante es todo aquello que
modifica las características naturales del ambiente, haciéndolo inapropiado
para vivir.
El daño de los contaminantes depende
de tres factores:
Las sustancias químicas que contengan
La cantidad que esté presente en el ambiente
El tiempo que duren en el medio ambiente
El ruido de una avión, por ejemplo,
es muy molesto y fuerte, pero dura poco tiempo, por tanto su permanencia es
breve, en cambio, el ruido de la maquinaria de una fábrica, aunque no sea tan
fuerte como el del avión, dura muchas horas, por tanto, su permanencia es larga.
De acuerdo con su origen, los
contaminantes pueden ser químicos, físicos y biológicos.
Entre los químicos están los
insecticidas, detergentes, pinturas, solventes, gases, humo, etcétera.
Los físicos son, por ejemplo, el
ruido y la radiación, y los biológicos incluyen a los residuos de materia
orgánica, como excremento, cabello, polen o microorganismos causantes de
enfermedades.
Los efectos de los contaminantes
pueden alterar las condiciones del aire, el suelo y el agua.
CONTAMINACIÓN DEL AIRE
El aire está expuesto a contaminantes
que se desprenden de las chimeneas de las fábricas, de los escapes de
vehículos, de la basura, y también al ruido.
Las fuentes emisoras de contaminantes
atmosféricos pueden ser fijas, como las fábricas e industrias (sementeras,
refinerías, laboratorios, etc.), o móviles: incluyen a todos los vehículos
(camiones, aviones, barcos, automóviles, etcétera).
Los principales contaminantes del
aire que se derivan de estas fuentes son:
Monóxido de carbono: se origina como
resultado de las combustiones de leña, petróleo y gas natural; es una sustancia
ajena a la atmósfera y causa daños muy graves al aparato circulatorio y al
respiratorio, porque se puede combinar con la sangre y hacerla tóxica y sin la
concentración adecuada de oxígeno que nuestro organismo requiere.
Dióxido de carbono: aunque es un
componente natural del aire, si su concentración es elevada, causa daños al
medio ambiente porque provoca el incremento de la temperatura de la Tierra.
Óxidos de nitrógeno: también proceden
de los vehículos y automotores; producen irritación de las vías respiratorias y
lesiones al sistema nervioso.
Hidrocarburos: son compuestos
formados por carbono e hidrógeno, que proceden de la combustión de petróleo y
gasolina, de la aplicación de pinturas y de restos de pesticidas; producen
irritación en los ojos y vías respiratorias, e incluso se considera que
ocasionan cáncer.
Derivados del azufre: llegan al aire al
quemar azufre, carbón de piedra o petróleo en las máquinas de las industrias,
estufas o calentadores de gas de las casas.
Los óxidos de azufre pueden
combinarse con agua y originar la lluvia ácida.
Otros contaminantes del aire son las
partículas inorgánicas, como el polvo, arena, ceniza, y las orgánicas, como
microorganismos, pelo, polen, etcétera.
Algunas de estas partículas ocasionan
daños al sistema respiratorio y originan alergias, como la fiebre del heno.
Desechos radiactivos: provienen de la
utilización de reactores nucleares, explosiones de pruebas nucleares y de
bombas de hidrógeno o atómicas.
Los desechos radiactivos llegan
primero al aire y después se depositan en el agua y en la tierra, donde son
absorbidos por las plantas y por los animales.
Estos contaminantes son muy
peligrosos, causan enfermedades del aparato circulatorio, óseo y reproductor;
además, la permanencia de sustancias radiactivas en el ambiente es muy larga.
Ruido: cuando es
constante e intenso provoca dolor de cabeza, mareo, falta de apetito e incluso
sordera.
Las personas que viven en las
ciudades grandes, a menudo sienten los efectos del ruido cuando tienen que
pasar largos periodos en las aglomeraciones del tráfico, donde se escucha el
ruido constante de los motores y las bocinas de automóviles y camiones.
CFC (Cloro-fluorcarburos): son sustancias que
se utilizan en productos en aerosol, como pinturas, insecticidas y cosméticos,
y como refrigerantes en sistemas de aire acondicionado y refrigeradores.
Los CFC sirven como impulsores para
permitir la salida de la sustancia del envase, convirtiéndola de líquido a gas.
Se ha comprobado que dicha sustancia
destruye la capa de ozono que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta
del Sol.
CONTAMINACIÓN DEL AGUA
El agua de los ríos, lagos y mares,
se contamina cuando se adicionan a ella sustancias químicas, partículas, basura
y cualquier otro material que modifique su composición y altere su calidad.
Las actividades agrícolas,
industriales y domésticas generan desechos orgánicos e inorgánicos, que al
ensuciar el agua la convierten en un foco de infección para los organismos que
viven en ella o que dependen de su suministro para desarrollarse.
Los principales agentes que
contaminan al agua son:
Desechos orgánicos: incluyen los
restos de alimentos, los desechos humanos (excremento) y los microorganismos.
Sustancias químicas: incluyen los
desechos domésticos, agrícolas e industriales que contienen óxidos, metales
como plomo o cadmio, plaguicidas, fertilizantes, detergentes, petróleo,
etcétera.
Estas sustancias provocan que el agua
sea inadecuada para beber, dañan la salud humana e impiden el desarrollo de la
vida acuática.
Existen productos domésticos, como los detergentes, que cuando llegan al
agua producen el crecimiento desmedido de maleza acuática, impidiendo la
correcta oxigenación del agua y el desarrollo de peces o de la vegetación
propia del ecosistema.
CONTAMINACIÓN DEL SUELO
Los contaminantes del suelo también
pueden ser de origen químico o biológico y son igualmente resultado de
actividades domésticas, industriales y sobre todo agrícolas.
Muchos de los contaminantes del suelo
se depositan en él al ser arrastrados por la lluvia, corrientes de agua o el
viento.
Los principales contaminantes del
suelo son:
Basura: la basura que se
acumula en el suelo se descompone y lo perjudica. La basura puede ser de origen
orgánico e inorgánico.
La basura orgánica está formada por
compuestos que proceden de seres vivos (madera, alimentos, papel, algodón) y la
inorgánica de materiales sintéticos fabricados por el ser humano (derivados del
petróleo, plásticos, hule, metales, etcétera).
Algunos de estos materiales pueden
descomponerse por procesos naturales para algún día volver a integrarse al
suelo, por ejemplo, una cáscara de plátano; a estos materiales se les
llama biodegradables.
Pero hay otros que no se descomponen
de forma natural y que pueden permanecer en el suelo cientos de años, por
ejemplo, los plásticos. A estos productos se les conoce comono
biodegradables.
Los daños que provoca la basura
dependen de su composición, cantidad y tiempo de permanencia.
La basura que se tira al aire libre
contamina al suelo por depositarse en él, pero sus componentes son igualmente
transportados al aire o acarreados al agua por las lluvias o los ríos.
En la actualidad, las sociedades
enfrentan un grave problema con la basura, porque cada día es mayor la cantidad
de desechos generados y menores los espacios para depositarla; en el tiempo que
transcurre desde que se deposita en los tiraderos hasta que es canalizada a
centros de acopio, reciclaje o rellenos, contamina al suelo, agua y aire causando
daños a la salud humana.
Sustancias químicas: las actividades
agrícolas utilizan diferentes tipos de fertilizantes y plaguicidas, cuyo
objetivo es adicionar nutrientes vegetales a la tierra y eliminar plagas que
puedan afectar el desarrollo de los cultivos.
Estos productos contienen sustancias
químicas tóxicas que se van depositando en el suelo y disminuyen su fertilidad.
Erosión: es el arrastre de
los materiales que forman el suelo; puede ser provocada por el aire (eólica),
el agua (hidráulica) o los ríos (fluvial).
La cubierta vegetal protege al suelo
e impide la erosión, ya que las plantas actúan reteniendo el acarreo de
materiales.
Cuando los bosques se talan y se
remueve esa cubierta, el suelo queda desprotegido y sus materiales son
fácilmente arrastrados por el aire o el agua, empobreciéndolo.
Las actividades humanas, como la agricultura, tala inmoderada y las
construcciones, han acelerado el proceso erosivo, ocasionando la pérdida en
cantidad y calidad de suelos, la formación de grietas y barrancas,
inundaciones, desertificación y contaminación, pues los materiales del suelo
son arrastrados en forma de polvo a las ciudades, dañando de esta forma la
calidad del aire.